La luna,
guardiana nocturna de nuestros sueños,
está presente en infinidad de mitos,
de leyendas, de historias pobladas
por dioses o héroes legendarios…
Se le reserva un lugar importante
en casi todas las culturas,
incluso en las de los países más desarrollados
(en los que tienden a perderse
las referencias a la naturaleza),
en las que sigue teniendo presencia
en poemas, canciones…
Para los pueblos antiguos,
el cielo era el campo de batalla
en el que la noche y el día
(la luna y el sol)
tenían su eterna pelea.
Este ciclo también representaba
la oposición tinieblas/luz,
con todas las cosas que se asocian a la oscuridad,
lo tenebroso… y las que se asocian
a lo claro, lo luminoso.
En último término,
era la demostración del equilibro
entre el bien y el mal,
representado el primero a través
de la luz y el día,
y el segundo a través de lo oscuro, la noche.
En casi todas las culturas
se ha entendido que el sol representaba lo masculino
y la luna lo femenino,
y los dioses sol y luna adoptaban así
la forma de hombre y mujer respectivamente.
Sin embargo, hay algunas excepciones,
como el mito báltico de la diosa solar Saule,
tejedora del cielo.
El consorte de Saule es la luna,
Menesis, perezoso e irresponsable
en contraste con ella,
que infatigable recorre el cielo a diario
para repartir luz, calor, curación y crecimiento.
Juntos engendraron a su hija Tierra,
y actualmente se turnan para cuidarla.
En cada vida, en cada ser, en cada corazón,
siempre hay un secreto guardado…
es en nuestro invaluable cofre mágico,
donde depositamos nuestro tesoro más preciado…
Mantengamos la llave escondida en nuestro interior,
para que ese sueño que habita siempre en nosotros,
se transforme en nuestro mejor aliado y no,
en nuestro más temible verdugo… Soñar cada día…
nos mantiene vivos… ocultar nuestros sentimientos
más íntimos nos ayuda a crecer en nuestras emociones
internas porque vivimos con la esperanza de que algún día,
ese sueño, pueda convertirse en una realidad…
Cundo mires las estrellas
acuérdate de mi
en cada una de ellas hay
un beso para ti.
Dos estrellas en el cielo,
no se pueden apagar.
Dos personas que se quieren,
no se pueden olvidar.
Esta carta que te escribo no la tires en un rincón
porque la tinta es mi sangre y el papel mi corazón.
ERNESTO