La promesa de un demonio
26 Mar 2013 Deja un comentario
en CUENTOS
La promesa de un demonio
La promesa de un demonio. Elvis Eberth Huanca Machaca, escritor peruano. Cuento para adultos. Hace mucho tiempo, los monstruos y los demonios, decidieron que ya no debían ocultarse más de los hombres, y salieron de sus escondites, muy pronto, muchos de ellos atacaron a muchos humanos, quienes nada podían hacer para defenderse. Escuche La promesa […]
Hace mucho tiempo, los monstruos y los demonios, decidieron que ya no debían ocultarse más de los hombres, y salieron de sus escondites, muy pronto, muchos de ellos atacaron a muchos humanos, quienes nada podían hacer para defenderse.
Y convirtieron al mundo, en una tierra de miedo y angustia. Entonces un día, un demonio muy herido, huía desesperadamente de los humanos, no encontraba refugio, así que se escondió en las afueras del pueblo.
Y cuando empezaba a desfallecer, vio una luz, que venía de una lámpara, que estaba en la ventana de una casa, cuando se acercó a la casa, encontró dentro de ella a una hermosa mujer, quien vivía muy sola, en ese lugar tan peligroso.
El pensó que quizás, si se comía a la mujer, el podría recuperar sus fuerzas y pelear contra sus perseguidores. Pero antes de entrar a la casa, se desvaneció, y por más que intentaba levantarse no podía hacerlo, y muy pronto terminó perdiendo el conocimiento, y cuando despertó, notó que aquella mujer, había curado de cada una de sus heridas, el demonio muy conmovido por lo que la mujer había hecho, le hizo una promesa. Que jamás intentaría comérsela. Por más que el hambre lo ciegue. El jamás haría de ella su presa.
Todos los días el demonio iba a visitarla, y cada vez que estaba herido, siempre iba donde aquella dulce joven, de hermosos ojos verdes cafeados, cabellera negra, y con un rostro de ángel. Muy pronto aquel demonio lo entendió todo, estaba enamorado de aquella mujer humana.
Mejor dicho, los dos estaban muy enamorados. Los dos se juraron amor eterno sobre la cima de una colina, pero ella antes de darle el sí, le hizo que prometiera algo, que jamás se comería a un ser humano, menos les quitaría la vida. El demonio muy perturbado, aceptó sin ni siquiera pensarlo. Los dos fueron muy felices por un tiempo, pero los humanos y los demonios, no estaban de acuerdo con esta unión. ¿Y si tenían hijos?, se preguntaban, de seguro seria una maldición, lo que de ellos naciera.
Una noche, atacaron la casa de la mujer, y mientras ella se consumía en las llamas del fuego, él era atacado por otros demonios, sin poder hacer nada para rescatar a su amada, sin poder hacer nada para calmar ese dolor que cortaba su corazón en pedazos. Sólo se resignó a llorarla.
El dolor que le embargaba era tal, que se dejó consumir por la furia, mató a todos aquellos demonios que habían conspirado contra él sin tener ni un poco de piedad. Pero cuando iba a ir por aquellos humanos, algo en él se compareció, recordó la promesa hecha a su gran amor, y con mucha resignación, tuvo que cumplir aquella promesa hecha.
Lloró, y lloró por días, entonces Dios comparecido de él, decidió hacer algo, después de todo aquel demonio había respetado la promesa hecha a su amor. Y los demonios no eran muy confiables, menos se conocía de un demonio que cumpliera con lo decía.
– Si honras por siempre la promesa hecha a aquella mujer, yo te la devolveré – le dijo Dios desde el cielo.
Entonces ante sus ojos, su amor recobró la vida. El demonio muy agradecido, juró que siempre hondaría su palabra. El demonio muy feliz, se retiró a lo más profundo de la tierra, y ahí se quedó. Se dice que cuando el viento suena muy fuerte, después de golpear las rocas, es en realidad el estomago del demonio, que extraña la carne de los humanos.
El demonio y la mujer fueron muy felices por siempre, ya que él honró cada día aquella promesa hecha, aún después de la partida de ella. El siguió honrando lo que prometió.
Fin
El hijo de la luna
26 Mar 2013 Deja un comentario
en CUENTOS
El hijo de la luna
El hijo de la Luna. Elvis Eberth Huanca Machaca. Escritor peruano. Cuento sobre la luna. Hace mucho, mucho tiempo, la Luna nunca se mostraba de noche, las noches en ese tiempo, eran tan oscuras como la nada. Entonces un día, en un lejano país, ocurrió algo que cambio todo. Una mujer pedía al cielo que […]
Hace mucho, mucho tiempo, la Luna nunca se mostraba de noche, las noches en ese tiempo, eran tan oscuras como la nada. Entonces un día, en un lejano país, ocurrió algo que cambio todo. Una mujer pedía al cielo que le traiga de regresó al hombre que ella amaba, quién, había partido rumbo a la guerra.
Lloró todas las noches frente al mar, esperando que algún Dios se compareciera de ella, e hiciera caso a su petición. Pero nadie respondía a sus suplicas, a veces los dioses suelen ser algo egoístas con los humanos.
Cuando ella se resignó a su mala suerte, alguien a su llamado respondió.
– Tendrás a tu hombre, aquel valiente caballero, de ojos verdes, hermosa cabellera rubia, y piel tan blanca como las nubes – le dijo la Luna a la mujer.
Ella muy emocionada, no tardó en agradecer, a su benefactora.
Pero entonces la Luna dijo
– A cambió de cumplir tu deseo, quiero que me des algo muy tuyo.
La mujer muy perturbada le respondió
– Pero ahora, todo lo que tengo es de mi amado.
– Entonces quiero a tu primer hijo… Le dijo la Luna desde el cielo.
La mujer muy feliz por saber que pronto tendría a su amado juntó a ella, le dijo que sí, sin importarle regalar a su propia sangre y carne, fruto de su gran amor por su amado.
La Luna, muy decepcionada por la respuesta de la mujer, aceptó pensando en el futuro que le esperaría aquel niño, que ni había nacido, y su madre le regalaba a cambio del amor de un hombre. Muy dentro de ella, pensaba que podría ser una mejor madre que la mujer.
Después de todo estar todo el tiempo ahí arriba, era muy solitario, pensaba la Luna. Todos los astros del cielo, se preguntaban, ¿Cuáles eran las intenciones de la Luna, para criar a un niño, de carne y hueso?
Pasó muy poco tiempo, y el valiente caballero, regresó a los brazos de su amada, sin saber el trato que esta había hecho, para su retorno seguro.
De padre rubio, de ojos verdes, y piel muy blanca, nació este niño, teniendo como madre, a la más hermosa de las mujeres del mundo, quien tenía ojos del color del cielo, y un cabello tan dorado como el sol, cuya piel era tan blanca como las nubes, a esta mujer le nació un niño, de piel no negra, sino canela, tan canela como el color de la tierra, tan canela como el tronco de un árbol.
Con ojos cafés oscuros, en vez de verdes o azules como sus padres, su cabello era de un color negro, como la noche. No rubio como el Sol. El esposo pensó, que su mujer le había engañado, y cuando preguntó por el padre de este niño.
La madre solo atinó a echarle la culpa a la Luna, diciendo que le había engañado. Que ella era la culpable de tal desgracia. Los padres de aquel niño, maldijeron su tan mala suerte, y no entendiendo la rareza de esta criatura, decidieron matarlo.
Antes de entregar este niño a la Luna, ellos matarían al niño. Así que aprovechando la luz del Sol, fueron al lugar más alto que conocían, y desde ahí arrojaron a este niño al vacío.
Cuando la Luna vino donde la mujer, ella le preguntó por el niño. La Luna esperaba que la mujer peleara por su hijo, muy en el fondo, ella pensaba que el niño estaría mejor con su verdadera madre. Pero la mujer le respondió
– La vida del niño es del vacío, se lo entregamos al vacío. La Luna muy triste por el destino de aquella criatura tan pura, se retiró a lo más profundo del cielo.
El Sol, quien había sido testigo de todo, estaba muy conmovido por el destino del niño, así que decidió intervenir, y bajo a la tierra, tomo un poco de tierra entre sus dedos, el cuál esparció sobre el cuerpo del niño, y con un soplo de él, el niño volvió a la vida.
Y cuando la Luna escuchó los llantos de este niño, por primera vez mostró su rostro completo en la tierra, por primera vez la noche no fue tan oscura.
Pero cuando quiso llevarse al niño con ella, el Sol le dijo
– Si él abandona la tierra morirá de seguro, puedes cuidarlo desde donde estás, y siempre ver por él.
– En el día, bajarás hasta la tierra y en la noche deberás regresar al cielo. Yo te daré las noches – le dijo el Sol.
La Luna muy feliz, por tener a alguien quien le acompañe en su soledad, aceptó la propuesta del Sol, por fin no estaría tan sola, este tenía que ser el mejor día de su vida.
Desde ese momento el niño se convirtió en el hijo de la Luna. En las noches en que hay Luna llena, es porque aquel niño llama a su madre. Y cuando ella desaparece del cielo, es porque baja a la tierra para abrazar a su hijo.
Fin
Cada vez que te veo me gustas más – Ernesto Autino.
19 Mar 2013 Deja un comentario
en POEMAS
Cada vez que te veo me gustas más.
Cada vez que te veo pierdo el aliento
El corazón me late mas y mas fuerte
Y siento que una llama me arde por dentro
Cada vez que te veo me gustas más.
Cada vez que te encuentro ¿ves lo que pasa?
Me estoy quedando mudo y sin palabras
Y no puedo expresarte lo que yo siento.
Cada vez que te veo me gustas más.
Y cada vez, cuando tu y yo nos despedimos
Pregunta mi corazón
Cuando volveré a verte.
Te extrañaré
Y cuando medie la distancia
Yo rezaré por regresar pronto a ti.
Cada vez que me abrazas
Me vibra el alma
Cuando agarras mi mano
Siento que vuelo
Y entre besos y abrazos
Quiero contarte:
Cada vez que te veo me gustas más.
Saben a miel tus labios cuando te beso
Cuando el amor hacemos
Parece un sueño
Y entre tantas caricias
Yo te confieso:
Cada vez que te veo me gustas más.
Mujeres a la hora de dormir
19 Mar 2013 Deja un comentario
en Humor
Mujeres, a la hora de dormir.
Si ya despiertas y vestidas, ellas nos resultan originales, imprevisibles y sorprendentes, durmiendo lo son mucho más.
A saber:
1) La que “esconde” cosas debajo de su almohada, no sólo ropa interior, pañuelos o alguna muñeca de trapo antigua. Puede guardar libros, cartas, y cualquier otro papel que estuviera leyendo antes del reposo, como así también un tapón de sidra, una flor disecada o algún recuerdo del casamiento de su mejor amiga, para ver si le pasa lo mismo.
2) La que nos hace poner celosos del cojín (léase almohadón) al que suele aferrarse como sobreviviente del Titanic hundido a un trozo de madera flotante, toda la noche.
3) La que se viste para ir a la cama: usa pijamas en invierno y en verano, pero cuando hace frío se agrega gorrito, camiseta y medias. Es la que muchas veces desiste de hacer el amor por el trabajo que le causaría sacarse toda esa ropa para después tener que volver a ponérsela.
4) La locutora sonámbula: da discursos en voz alta estando dormida, y lo que es peor, no se le entiende lo que dice. No es su inconsciente confesando travesuras el que habla, sino su hígado inflamado denunciando que la chica lo roció con un menú cargado pocas horas antes.
5) La que tiene pesadillas en cuotas: es la que te permite abrazarla por detrás y refugiarte en una agradable posición cucharita, pero como cada tanto, en su imaginación somnolienta, está cayéndose en precipicios o pisando suelos en medio de un terremotos. Entonces la dama pega saltos bruscos y uno siente que está recostado en el asiento de atrás de un Jeep de la película Pelotón.
6) La ensalada primavera humana: se acuesta boca arriba con crema de palta
en la frente y una mixtura de hortalizas en cada mejilla, para conservar la juventud que de todas maneras no está disfrutando en el aquí y ahora.
7) La estilo Tupac Amarú. Si se acuesta primero se estira como una estrella y para dormir tenés que enrollarte en la posición fetal en el centímetro cuadrado que te deja de espacio.
8) La que ( como acostumbraba hacer Marilyn Monroe, según sus propias palabras) sólo se coloca perfume para dormir. Esa es la que más nos gusta porque apenas al estirar el brazo ya tenemos el premio al alcance de la mano, salvo que su voz en tono agrio nos devuelva un “ ¡no molestes que tengo sueño!”
9) La contraria al ejemplo anterior, la boy scout del deseo nocturno. Está tan dormida y fría que parece que te la enviaron de la morgue, pero le das un besito en medio de la nunca, y al segundo te hace sentir que mantiene todas las fantasías despiertas, y que una buena dosis de vitaminas en grageas no te vendrían mal en esta época del año.
10) Hay otras que necesitan tener la radio o la luz encendidas, la persiana
abierta o la mano del amante aferrada a su pecho.
Pero todas tienen algo en común: son maravillosas, y sin ellas las noches del varón serían muy, muy, pero muy aburridas.
Autor desconocido por mí.
Pregunté al poeta…Ninfa Duarte
19 Mar 2013 Deja un comentario
en POEMAS
Pregunté al poeta…
-¿Todavía escribes versos de amor?
¿de dónde sacas las palabras?
-Del misterio…
ven arúspice inclemente,
agorero, embustero;
escarba mis entrañas
en busca de algún signo
que te dé esa respuesta!
En vano intento desmenuza,
examina, hurga, araña,
rasga, excava, despedaza,
moja en sangre sus manos,
todo en vano…
El misterio no está allí,
es viajero de mis letras,
vuela en alas de mis versos,
es aliento de mi pluma,
desahogo de mis penas,
un suspiro en mis estrofas,
habitante invisible de mi ser…
… y el amor está en mi alma
exprimiendo la esencia del misterio…