Frases

Recuerdos

Conservar algo que me ayude a recordarte, sería admitir que te puedo olvidar.

William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico.

Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza.

Paul Géraldy (1885-1983) Poeta y dramaturgo francés.

La vida sería imposible si todo se recordase. El secreto está en saber elegir lo que debe olvidarse.

Roger Martin du Gard (1881-1958) Escritor francés.

¿Por qué volvéis a la memoria mía,
tristes recuerdos del placer perdido…?

José de Espronceda (1808-1842) Poeta español.

Ciertos recuerdos son como amigos comunes, saben hacer reconciliaciones.

Marcel Proust (1871-1922) Escritor francés.

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.

Ángel Gonzalez (1925-2008) Poeta español.

Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces.

Marco Valerio Marcial (40-104) Poeta latino.

El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados.

Jean Paul (1763-1825) Escritor y humorista alemán.

Ella no te necesita. Tiene tu recuerdo, que vale más que tú.

Alejandro Casona (1903-1965) Dramaturgo español.

El recuerdo es el perfume del alma.

George Sand (1804-1876) Escritora francesa.

Si busco en mis recuerdos los que me han dejado un sabor duradero,
si hago balance de las horas que han valido la pena, siempre me encuentro con aquellas que no me procuraron ninguna fortuna.

Antoine de Saint-Exupery (1900-1944) Escritor francés.

Los recuerdos comunes son a veces los más pacificadores.

Marcel Proust (1871-1922) Escritor francés.

Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse; antes al contrario, la hacen más profunda.

Gustave Flaubert (1821-1880) Escritor francés.

Destruimos al otro cuando somos incapaces de imaginarlo.

Carlos Fuentes (1929-2012) Periodista y escritor mexicano.

Nosotros recordamos, naturalmente, lo que nos interesa y porque nos interesa.

John Dewey (1859-1952 ) Filósofo estadounidense.

¡Ah qué grande es el mundo a la luz de las lámparas!
¡Y qué pequeño es a los ojos del recuerdo!

Charles Baudelaire (1821-1867) Escritor, poeta y crítico francés.

¿Que por qué estaba yo con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho, me recuerda a ti más que tú.

Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense.

El recuerdo es vecino del remordimiento.

Victor Hugo (1802-1885) Novelista francés.

Vistas las cosas en la cámara oscura del recuerdo, toman un relieve singular.

Théophile Gautier (1811-1872) Poeta, crítico y novelista francés.

Sólo se inventa mediante el recuerdo.

Alphonse Karr (1808-1890) Escritor francés.

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Antonio Machado

Amada, el aurea dice

Amada, el aurea dice
tu pura veste blanca…
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!

El viento me ha traído
tu nombre en la mañana;
el eco de tus pasos
repite la montaña…
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!

En las sombrías torres
repican las campanas…
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!

Los golpes del martillo
dicen la negra caja;
y el sitio de la fosa,
los golpes de la azada…
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!

Desde el umbral de un sueño me llamaron…

SUEÑO

    Desde el umbral de un sueño me llamaron…
Era la buena voz, la voz querida.

    —Dime: ¿vendrás conmigo a ver el alma?…
Llegó a mi corazón una caricia.

    —Contigo siempre… Y avancé en mi sueño
por una larga, escueta galería,
sintiendo el roce de la veste pura
y el palpitar suave de la mano amiga.

La Mancha y sus mujeres… Argamasilla, Infantes

LA MUJER MANCHEGA

  La Mancha y sus mujeres… Argamasilla, Infantes
Esquivias, Valdepeñas, La novia de Cervantes,
y del manchego heroico, el ama y la sobrina
(el patio, la alacena, la cueva y la cocina,
la rueca y la costura, la cuna y la pitanza),
la esposa de don Diego y la mujer de Panza,
la hija del ventero, y tantas como están
bajo la tierra, y tantas que son y que serán
encanto de manchegos y madres de españoles
por tierras de lagares, molinos y arreboles.

  Es la mujer manchega garrida y bien plantada,
muy sobre sí doncella, perfecta de casada.

  El sol de la caliente llanura vinariega
quemó su piel, mas guarda frescura de bodega
su corazón. Devota, sabe rezar con fe
para que Dios nos libre de cuanto no se ve.
Su obra es la casa —menos celada que en Sevilla,
más gineceo y menos castillo que en Castilla—.
Y es del hogar manchego la musa ordenadora;
alinea los vasares, los lienzos alcanfora;
las cuentas de la plaza anota en su diario,
cuenta garbanzos, cuenta las cuentas del rosario.

  ¿Hay más?  Por estos campos hubo un amor de fuego,
dos ojos abrasaron un corazón manchego.

  ¿No tuvo en esta Mancha su cuna Dulcinea?
¿No es el Toboso patria de la mujer idea
del corazón, engendro e imán de corazones,
a quien varón no impregna y aun parirá varones?

  Por esta Mancha —prados, viñedos y molinos—
que so el igual del cielo iguala sus caminos,
de cepas arrugadas en el tostado suelo
y mustios pastos como raído terciopelo:
por este seco llano de sol y lejanía,
en donde el ojo alcanza su pleno mediodía
(un diminuto bando de pájaros puntea
el índigo del cielo sobre la blanca aldea,
y allá se yergue un soto de verdes alamillos,
tras leguas y más leguas de campos amarillos),
por esta tierra, lejos del mar y la montaña,
el ancho reverbero del claro sol de España,
anduvo un pobre hidalgo ciego de amor un día
—amor nublóle el juicio: su corazón veía—.

  Y tú, la cerca y lejos, por el inmenso llano
eterna compañera y estrella de Quijano,
lozana labradora fincada en tus terrones
—oh madre de manchegos y numen de visiones—,
viviste, buena Aldonza, tu vida verdadera
cuando ta amante erguía su lanza justiciera,
y en tu casona blanca ahechando el rubio trigo.

Aquel amor de fuego era por ti y contigo.

    Mujeres de la Mancha con el sagrado mote
de Dulcinea, os salve la gloria de Quijote.

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